El proceso desde la ruptura del proyecto de visa hasta la reconstrucción de un proyecto de vida que nada tiene que ver con el anterior.
Según la Encuesta de Discapacidad y situaciones de Dependencia, el 89% de personas que sufren DCA, presentan una discapacidad para el desarrollo de las actividades básicas de la vida diaria.
Teniendo en cuenta que el DCA llega de forma repentina e inesperada, su impacto incide de forma brutal tanto en la persona afectada como en su familia ya que supone la ruptura del proyecto vital situando al núcleo familiar en una situación de vulnerabilidad y la entrada en un proceso desconocido que va desde la salvación de la vida hasta la estabilización de las secuelas y con ella la reconstrucción de un nuevo proyecto.
Desde ADACEA, somos conscientes de que en esa fase de estabilización de secuelas, en la que aparecen nuevas miras, la persona afectada necesita volver a ser parte de su comunidad y participar de forma activa en ella, teniendo en cuenta la nueva situación y la incorporación de herramientas de apoyo a su autonomía y autodeterminación, e incluso hacia una vida independiente.
Por ello, es fundamental hacer una apuesta desde el área de inclusión social, no solamente dirigida al trabajo con la persona y la familia, siempre situando en el foco de la intervención la toma de decisiones de la persona afectada, sino estableciendo una red de coordinación con diferentes agentes comunitarios.
Gracias a la colaboración de la Delegación de Inclusión Social, Juventud, Familias e Igualdad se desarrolla el proyecto “Uno/a más” en el que se desarrollan actuaciones dirigidas al fomento de la inclusión social con el colectivo, tales como el desarrollo de itinerarios personalizados, incorporación de recursos de apoyo a la autonomía, acompañamiento para la incorporación de recursos, intervención a nivel grupal y fortalecimiento de alianzas con agentes comunitarios, siendo 16 personas las beneficiarias del mismo.